"EL GRITO SAGRADO"
domingo, mayo 25, 2008
Crónicas de la muerte política del matrimonio k

El acto de los ruralistas del 25 de mayo en Rosario ha tenido una contundencia pocas veces vista en los últimos años, teniendo en cuenta que no fue organizado por un grupo oficialista, no contó con el presupuesto que el gobierno nacional maneja para realizar tales actos, la gran mayoría de la gente fue por su propia cuenta, pagando incluso el costo del viaje a Santa Fe, y que no tuvo un escenario para figuras del folckore que de por sí son convocantes (mas aún en el interior del país). Sin embargo cerca de 300.000 mil personas fueron colmando desde muy temprano el Monumento a la Bandera. Otra vez se pudo escuchar el grito sagrado pidiendo libertad a quienes hoy gobiernan con soberbia, violencia, autoritarismo, demencia, resentimiento, irresponsabilidad, falta de ética, desconocimiento de la función pública, altanería de estado, falta de ideas, incompetencia, y muy poca democracia. Hablaron los dirigentes de la Federación Agraria entrerriana Alfredo De Angeli; de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi; de la CRA, Mario Llambías; los presidentes de la Sociedad Rural, Luciano Miguens; y de Coninagro, Fernando Gioino. Buzzi en tono de advertencia dijo: "vamos a ir a discutir, pero estemos preparados para escuchar los resultados, porque va a tronar el escarmiento si no se cambia el tema de las retenciones". Fernando Gioino, afirmó "estamos en peligro en caer en las manos de la concentración económica" y pidió "salir de las retenciones". De Angeli fue duro con Cristina Kirchner: "La señora presidenta dice que distribuye la riqueza, ¿A quién? A los grandes la distribuye. Esa no es la Argentina que queremos. La señora Presidenta encima miente, porque eso del tren bala no mejora el transporte de los trabajadores de las grandes ciudades. No va a ser para llevar los pobres. ¿Por qué también hay que subsidiarle ese tren?" sumándose a los opositores del alocado proyecto del tren bala. El acto se realizó en paz arrancando a las 13 horas, antes que comenzara el discurso de la presidenta en Salta. Allí se pudieron ver no mas de 60.000 personas, pero recordemos que se alquilaron mas de 200 ómnibus con gente que había sido persuadida por punteros políticos a ir, a cambio de retribuciones económicas. El aparataje del gobierno nacional está recalentándose. Gastan mucho y consiguen poco. En el PJ cada vez son mas las voces de reprobación al estilo salvaje de gestión kirchnerista. La imágen del binomio de presidentes maritales va en franca caída y ni Daniel Scioli (un gato que siempre ha sabido caer de pie ante las adversidades políticas) está siendo duramente cuestionado por la forzada definición de bando, en el conflicto rural. El ambiente se calienta, y los tiempos son decisivos. Sin lugar a dudas, en el gabinete se siente la pérdida de confianza de revertir una situación cada vez más negativa con la gente del campo y con la opinión pública. De nada sirve cambiar los sistemas de medición de inflación. Ya la gente descreé por completo que todos los meses tengamos un índice de inflación de un dígito y mucho menos da crédito a que en Argentina los indicadores de nivel de pobreza se han reducido. La verdadera pregunta es hasta cuándo va a durar la fiesta kirchnerista. Que pasará de ahora en más en un país donde todo es inestable; también la paciencia del pueblo. Cómo nos afectará en el futuro la debilidad de las instituciones que gobiernan nuestro país. El grito sagrado se multiplicó en 300.000 voces. Las banderas argentinas flameaban a la vera del río, al pie del Monumento a la Bandera, en los autos que marchaban por la ruta 9 en muchos casos autoconvocados por una causa que divide cada vez menos a la sociedad, pues la mayoría está tomando partido por el campo. Es curioso ver lo débil y vacío que fue el discurso presidencial. Había temor. La duda sobre el panorama político del gobierno fue elocuente. No sonaba en Cristina Kirchner esa atronante soberbia de poco tiempo atrás. El acto parecía una patética señal de ayuda ante tanto desborde opositor. En un lugar solitario, escondido y palpitante, Néstor Kirchner contaba los despojos de lo que alguna vez era lo mas valioso que tenía: capital político. El campo ahora se ve mas grande. El gobierno en cambio, mucho más débil. Perdieron el apoyo de las zonas rurales; aquellas que le dieron un respaldo de votos decisivo para ganar en el 2007. Las grandes urbes siempre les fueron esquivas a la hora de rubricar su confianza en las urnas. Lo perdido ya no se recupera. Y en los diarios se verá un gran título: "UNA VACA APLASTÓ A CIEN PINGÜINOS".
Sergio Cluntov.
Nota de editorial.
Etiquetas: POLÍTICA NACIONAL
